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©ISABELGUERRERO® — El deporte: una de mis pasiones… ©Isabel Guerrero (isabelguerrero.es).

Con 2 años de edad empecé a cantar y bailar. Me vestía y disfrazaba, cada viernes, con micrófono incorporado e inventado, y saltaba al «escenario» del enorme salón de mis abuelos en Borja, o de mis padres y abuelos paternos en Zaragoza. Con 4, al ver mi afición, mis padres me apuntaron a Gimnasia Rítmica en la extraescolar del parvulario (Educación Infantil). El primer día la monitora me llamó al acabar la clase. Quería ver a mis padres. «¿Qué habré hecho?» —pensé—. «¿Dónde habéis llevado a la niña antes de hoy?» —preguntó la monitora: Cristina—. A lo que mi madre contestó, con su habitual estilo directo y natural: «Ella sola en casa. Con la tele. Jugando. Por eso la hemos traído». Más tarde, vinieron otros prestigiosos CLUBES, otras exigentes experiencias como mi entrada en el programa deportivo nacional «promesas» de la gimnasia rítmica con 8 años y la invitación a las pruebas de la Selección Española de Artística con sólo 1 año de experiencia y 7 de Rítmica… Decidí estudiar porque todo sueño, sueños que he cumplido, tiene sus elecciones. Fue muy duro… Esa decisión, con apenas 12 años…

Finalmente, me retiré de la Gimnasia en mi querido Colegio Romareda, siendo casi JUVENIL, tras la categoría CADETE. A mi primer ‘cole’, al Club Deportivo Romareda, así como a PROMESAS del CLUB Escuela de Zaragoza desde los 7-8 años, pertencecí en diferentes etapas de mi camino deportivo de infancia y adolescencia, incluyendo la sección de GIMNASIA Deportiva-Artística del CR.

Creo en el poder de la Educación y además siempre he creído que el aprendizaje autodidacta no está lo suficientemente valorado. Al fin y al cabo, como decía el grandísimo literato y científico alemán del Romanticismo, Goethe: «El talento se cultiva en la soledad y el carácter en la adversidad».

No creas que porque muriera mi padre, «soy así». Desde luego, el curso de nuestras vidas cambió para siempre y ya nada fue igual. Mi madre vio su vida rota de un día para otro, pero para entonces yo ya tenía una personalidad muy formada para mi edad. 7 años… El deporte (y no sólo la gimnasia), la vida, las terribles pérdidas de seres queridos y tragedias desde mis 2, cuidar a mi único hermano, más pequeño, mi familia, el colegio y mi propia naturaleza… Es un cúmulo de factores y circunstancias. De actitudes, decisiones y reflexiones: también.